Cortadas carreteras en Burgos, León, Segovia, Salamanca y Zamora por nevadas

La BU-572 a su paso por el puerto de Lunada (Burgos), la LE-126 en La Baña (León), la SG-615 en Pradera de Navalhorno (Segovia), la SA-203 en El Cabaco (Salamanca) y la ZA-103 en San Martín de Castañeda (Zamora) se encuentran cortadas por la nevadas registradas, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT).

CyL03 de marzo de 2024 RML
QUITANIEVES TRABAJANDO
QUITANIEVES TRABAJANDO -EP

Además, la nieve afecta a la LE-333 en Puebla de Lillo y Besande, la LE-497 en Caboalles de Arriba, la LE-473 en Caldas de Luna, la N-621 en Llanaves de la Reina y Riaño, la LE-142 en La Maluenga, la LE-495 en Piedrafita de Babia, la LE-321 en Redipuertas, la N-625 en Riaño, la CL-626 en Rioscuro, la LE-234 en Siero de la Reina y la LE-481 en Torrestio, todas en la provincia de León, con restricciones a camiones y obligación de cadenas y neumáticos de invierno.

En la misma situación se encuentra la CL-601 en La Pradera de Navalhorno (Segovia), mientras la DSA-191 en Candelario (Salamanca) está un día más cortada por hielo, como ocurre desde el pasado 9 de enero.

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Cuando leer es sembrar libertad: el renacer cultural de La Vecilla de Curueño En el corazón del valle del Curueño, la cultura ha empezado a tomar forma de palabra compartida. No desde grandes auditorios ni escenarios institucionales, sino desde espacios humildes, cercanos y profundamente transformadores. La Vecilla se ha convertido en un ejemplo de cómo los pueblos pueden reivindicar su lugar en el mapa cultural a través de iniciativas vivas, participativas y arraigadas. Dos de ellas destacan con fuerza: el club de lectura A-vidas del Curueño y la Feria del Libro de La Vecilla, que este año celebra su segunda edición con un lema tan claro como potente: “Más libros, más libres”. El club A-vidas del Curueño ha nacido con vocación de comunidad. Impulsado por la concejalía de Cultura y canalizado a través de la figura de Marina Díez —escritora, editora y agitadora cultural—, este espacio no se limita a leer libros: los habita, los discute, los convierte en excusa para el encuentro, el pensamiento crítico y el cuidado colectivo. Es un lugar donde no hace falta ser lectora habitual ni haber terminado la obra del mes para participar. Lo importante es estar, escuchar, dejarse tocar por las palabras y por el otro. Esta apuesta por la lectura como acto libre y liberador encuentra continuidad en la Feria del Libro, que tendrá lugar los días 19 y 20 de julio. Organizada por el Ayuntamiento, la feria busca consolidarse como un punto de encuentro cultural no solo para La Vecilla, sino para toda la montaña leonesa. Tras el éxito de la primera edición, este segundo año promete nuevas actividades, más autoras invitadas, espacios para la literatura independiente y un vínculo más estrecho con proyectos como el club de lectura o la red de bibliotecas rurales. Ambas propuestas —el club y la feria— no solo enriquecen la agenda cultural del municipio. Funcionan como respuesta colectiva al abandono cultural del mundo rural. Como recordatorio de que los libros no solo entretienen: despiertan, conectan, incomodan, inspiran. Y en esa convicción compartida, La Vecilla lanza un mensaje claro: leer es un acto profundamente político. Porque cuando hay más libros, hay más preguntas. Y cuando hay más preguntas, hay más libertad.