Entre las muchas riquezas que posee la capital del Porma están sus personas. Identidades cotidianas con las que nos cruzamos por la calle o con las que compartimos un vino en un bar. Saludos, brindis, celebraciones que son básicas para que una sociedad se empodere por sus acciones. No existe éxito si no se acompaña de una celebración que nos ponga en la senda para de una vez por todas pensar en positivo; para que pensemos en grande.

Todo un pueblo que sigue aquí pendiente de la actualidad disfrutó de la oportunidad que le ofrecieron sus políticos para mostrarse abiertamente ante ellos. Una iniciativa que partió en su día de quién hoy la impide. Eso también quedará para la historia de este pueblo que, al igual que otros, construyen su legado en base a las decisiones que toman.

Hubo un rey en este país, que en su ceremonia de entronización se le exaltó con una frase que también forma parte de nuestra historia. Decía: "Si así lo hiciéreis que Dios os lo premie, y si no, que os lo demande".

No sabemos si son las divinidades las que han de demandar o premiar algo sobre estas cuestiones. Lo dejaremos en lo terrenal donde a buen seguro muchos lo demandarán. Los que lo dicen, como los que lo piensan, hasta incluso los que lo callan.

La Democracia al igual que nuestras habilidades no se dice, no se habla, se hace y se celebra.