Investigadores de la ULE alertan del impacto de las olas de calor en la acuicultura de trucha arcoíris

El estudio propone medidas como realizar un monitoreo ambiental preciso y completo, además de comprender los mecanismos de respuesta al calor de los peces.

León30 de septiembre de 2025RMLRML
EQUIPO DE INVESTIGACION DE LA ULE
EQUIPO DE INVESTIGACION DE LA ULE

Un equipo de investigadores del Departamento de Biología Molecular de la Universidad de León, junto con colaboradores de la Universidad de Murcia y del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, publicará en 2026 un estudio pionero en la revista ‘Aquaculture’, en el que que se alerta de los efectos de las olas de calor en la acuicultura de trucha arcoíris durante su fase de crecimiento.
Los autores del estudio consideran “imprescindible” aumentar el esfuerzo de monitoreo ambiental para que los gestores de acuicultura puedan tomar decisiones estratégicas y adaptadas geográficamente. Así, la profesora de la ULE, Marta Riesco, aseguró que “ante los actuales escenarios de cambio climático y las consecuencias en la fisiología y bienestar de los animales, urge el desarrollo de estrategias para mitigar sus efectos sobre los peces de cultivo y adaptar los protocolos para asegurar la continuidad y sostenibilidad de la industria acuícola”.
En este sentido, señaló que Castilla y León es líder nacional en la producción de trucha arcoíris, con más del 25 por ciento del total producido, y que representa una fuente de empleo, asentamiento poblacional en zonas rurales, y de alimentación saludable para la población. “De ahí la importancia de nuestro estudio no solo para nuestra comunidad, sino también para otros países pues la trucha arcoíris es una de las especies más cultivadas en el mundo”, añadió.
La investigación evaluó durante cuatro años la incidencia de olas de calor en 17 localizaciones de Castilla y León. En ese tiempo se analizaron variables como temperatura, contenido de oxígeno disuelto, caudal y nivel del agua. Los resultados mostraron que la duración de las olas de calor ha aumentado progresivamente, alcanzando hasta 71 días, con intensidades máximas de casi nueve grados centígrados por encima de la media.
Riesco explicó que “caracterizar cómo durante estos eventos de ola de calor se altera también el caudal de los ríos y el contenido en oxígeno” permite “conocer con exactitud los efectos y los mecanismos por los cuales estas olas de calor impactan en las especies cultivadas y cuantificar mejor el impacto sobre nuestras actividades económicas, e identificar posibles medidas de mitigación/adaptación”.
Además, el estudio también ha permitido identificar una metodología sencilla y poco invasiva para evaluar como las olas de calor afectan a la fisiología de los peces, como es la cuantificación del malondialdehído en el mucus de la piel de las truchas, que permite evaluar de forma repetida el impacto de las olas de calor sin necesidad de sacrificar a los animales.
Para entender cómo estas condiciones afectan a la trucha arcoíris, los investigadores expusieron ejemplares de talla comercial a un modelo de ola de calor de 19 días recreando un escenario real ocurrido en la naturaleza. Los resultados indicaron que los peces mostraron una tendencia a la disminución en peso corporal, aumento de indicadores de estrés oxidativo en la piel y en plasma sanguíneo y una regulación al alza de genes relacionados con el estrés por calor. Sin embargo, no se detectaron alteraciones significativas en genes relacionados con el equilibrio redox en branquias e hígado.
Estrategias de mitigación
La investigación la necesidad de implementar estrategias de mitigación en la acuicultura incluyendo una mayor vigilancia ambiental, selección de ubicaciones óptimas, sistemas de cría mejor adaptados, uso de líneas más resistentes y mejores herramientas de monitoreo climático y pronóstico del tiempo.
Algunas de estas estrategias serán exploradas por los investigadores en el nuevo proyecto que les han concedido recientemente en la convocatoria de Proyectos de Generación de Conocimiento de 2024, proyecto MITHEAT 2025-2028, cuya resolución provisional fue publicada el 29 de julio.
Según los investigadores, considerar los datos climatológicos sobre la incidencia, intensidad y duración de olas de calor y aplicar prácticas de manejo más adaptadas, como mejorar la formulación del alimento, reducir las densidades de cría o aumentar la monitorización de parámetros ambientales, es “crucial” para la planificación espacial estratégica y la sostenibilidad a largo plazo de la acuicultura continental en Europa.
El estudio también destaca que no todas las zonas cercanas al nacimiento de un río son aptas para la acuicultura resiliente, por lo que se requiere un monitoreo ambiental preciso y completo. Además, comprender mejor la fisiología de los peces y los mecanismos celulares y moleculares que regulan la respuesta al calor en diferentes etapas de desarrollo es “esencial para optimizar los procedimientos de cría”.

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