El estrés laboral afecta a más del 70% de los veterinarios en España

Según un estudio reciente realizado por la Asociación Americana de Medicina Veterinaria (AVMA), identifica los principales factores de estrés en la profesión veterinaria, que van desde la carga emocional hasta la presión del entorno laboral. El fenómeno impacta tanto en la salud mental de los profesionales como en la calidad del servicio prestado.

Global28 de julio de 2025RMLRML
Veterinarios del CRAS de Valladolid examinan las quemaduras del osezno recogido - JCYL
Veterinarios del CRAS examinan las quemaduras del osezno rescatado - JCYL

Más del 70% de los veterinarios en España experimentan niveles elevados de estrés en su ejercicio profesional, según se desprende de un análisis realizado en distintos entornos clínicos. La situación se ha consolidado como una preocupación estructural en el sector, con repercusiones sobre el bienestar del personal sanitario, la atención al cliente y el manejo de los animales.

Entre los factores más determinantes se encuentran el elevado grado de implicación emocional con los pacientes, el contacto frecuente con la muerte y el sufrimiento animal, las expectativas de los propietarios, la sobrecarga de trabajo y la falta de tiempo para una atención adecuada. La presión por conciliar la dimensión médica y la empresarial del trabajo veterinario también figura entre las causas más señaladas.

El fenómeno afecta a todos los niveles de la práctica clínica, aunque se intensifica en determinadas especialidades o entornos. Clínicas con alta rotación de pacientes, centros de urgencias y hospitales veterinarios muestran mayor prevalencia de estrés crónico entre sus plantillas. Además, el impacto emocional se ve incrementado cuando el veterinario debe tomar decisiones complejas bajo presión o comunicar diagnósticos difíciles a los dueños.

Otro factor identificado es la dificultad para desconectar fuera del horario laboral, especialmente en profesionales autónomos o en estructuras con pocos recursos humanos. La falta de espacios para la formación en gestión emocional o para la descarga de tensiones acumuladas contribuye a mantener un entorno propenso al desgaste psicológico.

Ni que decir tiene, que esta profesión profundamente vocacional y conectada por el amor hacia los animales, lleva en ocasiones a los profesionales a desarrollar su actividad profesional en lugares como mataderos (por ejemplo) que emocionalmente chocan frontalmente con la vinculación de la persona, sus ideales y su vocación a extremos muy duros para asumir sin un profundo trabajo personal de las emociones.

El estrés prolongado ha sido vinculado a síntomas como agotamiento, insomnio, irritabilidad y dificultades de concentración, lo que puede derivar en problemas más graves como ansiedad, depresión o abandono de la profesión. Algunas entidades profesionales han comenzado a implantar planes de bienestar emocional y recursos de apoyo psicológico, pero su implantación es aún desigual.

La conciencia sobre el impacto del estrés en el ámbito veterinario ha aumentado en los últimos años, pero aún se considera insuficiente el abordaje institucional del problema. No se ha detallado cuántos centros cuentan actualmente con protocolos de prevención o apoyo emocional para sus trabajadores. Tampoco hay datos actualizados sobre las tasas de abandono o absentismo laboral derivadas de esta situación.

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