Boñar pierde mas de un millón de euros cada año con su residencia inacabada

Paseando por las calles de Boñar, hoy llegué a la calle del Silo, junto al barrio del Parque. Un lugar que desde hace demasiado tiempo es el foco de un problema tanto social como económico para la Villa del Negrillón. En esta calle se levanta (y digo se levanta porque está muy levantado), la residencia para las personas mayores que debería estar operando y llenando de actividad, tanto sus estancias como también generando nuevas sinergias en la Capital del Porma.

Algún vecino del lugar, al ver el interés que despertaba en mí este colosal edificio se aprestó a explicarme cuatro detalles sobre la dinámica mal llevada de este muro de ladrillo inerte que hasta ahora lo único que ha aportado es sombra para un lateral del barrio.

Más de una década de operaciones constructivas acercan a este edificio a la latencia de las antiguas catedrales sin que este lo sea. Su historia orbita alrededor de una constructora de Palencia que vio una oportunidad de negocio en un terreno libre de costes para generar una residencia de personas dependientes y explotar su gestión.

Algo aparentemente tan simple ha dejado al descubierto la fragilidad que en ocasiones tienen los espacios económicos y financieros, sin menoscabar la realidad que queda de manifiesto al comprobar que los compromisos contractuales con el proveedor de esta instalación no se blindaron lo suficiente para garantizar (como es misión de la gestión pública) la conclusión de los proyectos o la automática penalización de estos, en el caso de no llevarse a efecto en tiempo y forma.

Una instalación con capacidad para más de 70 internos, con amplias habitaciones dobles, todas dotadas de grandes aseos adaptados a las necesidades de sus posibles usuarios. Suelos radiantes para que el calor en invierno parta directamente del suelo. Instalación visible de aire acondicionado, alicatado de los baños realizado, amplia zona de jardín con excelentes vistas a las montañas del Alto Porma, pasillos amplios y bien iluminados con zonas de servicio médico y todas las necesidades que la geriatría requiere para el bienestar de las personas. Además, en un espacio que siendo urbano está rodeado de tranquilidad y con un acceso sencillo al centro de la población. Un centro generador de empleo único en esta población y que en la banda baja de su capacidad de facturación rondaría la nada despreciable cifra de 1.200.000€ anuales.

ESTADO ACTUAL DE LAS INSTALACIONES 

Son muchas las preguntas que me asaltan ante esta puesta en escena.

* Desde lo social, ¿puede Boñar permitirse no estar generando puestos de trabajo estables como los que surgirían de este centro y de sus sinergias y necesidades de servicio?

* Desde lo económico, ¿puede Boñar renunciar a la generación de esta riqueza anual?

* Desde lo estrictamente humanitario, ¿puede Boñar, con la cantidad de personas en el umbral de necesitar estos servicios, no tenerlos operativos?

Imagino lo que pueden estar pensando porque yo también lo estoy pensando…

Y no me conformo con la batería de excusas que todo el cartel de la política local exhibe a la hora de hablar de este tema. Con ellas, no estamos solucionando ningún problema.

Si la cuestión es legal, los fondos públicos deben estar enfocados sin dilación a trabajar con los mejores equipos legales del país para dar una solución inmediata y taxativa a este conflicto de intereses con un socio de viaje que nos enseña que a la hora de buscarlos y acordar con ellos hay que elegir a los mejores mediante las correspondientes auditorias que garanticen su capacidad para abordar proyectos. Más aun del calado que este tiene para Boñar.

Un municipio no puede vanagloriarse de tener superávit en sus cuentas mientras deja como el tiempo y el abandono echa a perder lo que ya se ha levantado. Eso para desgracia de todos, ya está pasando.

Da la sensación de que este problema se aborda como cuando jugamos a la patata caliente. Aunque esta patata parezca que no ha explotado, hace tiempo que lo hizo, mientras que los que tienen que hacer algo al respecto miran a otro lado y dejan pasar un tiempo tan caro como precioso.

Cuando alguien no es capaz de gestionar algo debe retirarse y si no se retira, lo público ha de apartarlo hasta encontrar la suficiencia necesaria que permita la gestión diligente. Sea una residencia o cualquier otro servicio público de alta sensibilidad como este.

Me comentaba un político que prefiero mantener en el anonimato que un Ayuntamiento no puede comprar algo así. Sin embargo, yo creo convencido que un ayuntamiento debe comprar o buscar la financiación donde sea, hasta empeñarse si es necesario para poner al flote algo como lo que nos ocupa. Por ejemplo, mediante la constitución de una empresa pública. Existen otras opciones y son las aseguradoras de salud como SANITAS, CASER O MAPFRE que están implantadas en todo el territorio español con instalaciones de estas características. Son profesionales, son fiables, son financieramente estables. Es su negocio.

EJEMPLOS DE RESIDENCIAS GESTIONADAS POR ASEGURADORAS

Un constructor que se dedica a cuidar personas mayores, ni es constructor, ni es cuidador. Tal y como nos ha enseñado la España del pelotazo, estos individuos pasan de construir edificios a montar bares. Ni son buenos constructores, ni tienen pajolera idea de como se gestiona un establecimiento hostelero. Mucho menos pondría en sus manos el cuidado de mi madre con este panorama. Así nos va ahora.

Yo no creo que nadie quiera que esto siga así, aunque solo fuera por puro egoísmo. Llevo rato pensando el titular y es que al final hay que hablar de lo que sin ser lo más importante, es lo que más llama la atención y es que Boñar se permite el lujo de perder más de un millón de euros cada año y nadie se pone colorado.