Como vivir en un pueblo puede convertirse en un infierno y poder contarlo (1)

No nos cansaremos nunca de contar las excelencias del vivir en un pueblo. De tener desde nuestras ventanas la vista de una postal, de respirar limpio mientras escuchamos el silencio salpicado de la vida que la naturaleza proporciona, de la paz que da el detenerte y charlar amigablemente con cualquier persona con la que te cruzas. De todo eso que tienen las personas que tienen pueblo al que volver.

Provincia15 de mayo de 2023 RML
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DAÑOS EN EL PORTON DE ACCESO A UNA VIVIENDA -RML

Todo esto, forma parte de ese patrimonio inmaterial que hemos recibido de muchas generaciones que por mil razones han vinculado sus vidas a un entorno rural, amenazado y sometido a la pérdida de la calidad de sus servicios. Es la defensa de estos servicios una cuestión principal para luchar contra la despoblación que somete y cuestiona la supervivencia de los pueblos.

Más allá de la creencia extendida que la perdida de los servicios esenciales proviene exclusivamente de “agresiones” de terceros, representantes de los poderes económicos o políticos, tenemos que poner el foco en otra cuestión muy relevante.

¿Cuál es la auténtica calidad de nuestros servicios?

¿Los servicios a nuestra disposición son útiles?

¿Las administraciones ejercen controles de calidad sobre nuestros servicios o los abandonan a su suerte?...

Llama es una población rural que pertenece al municipio de Boñar, en la Montaña Oriental Leonesa. Es un lugar tranquilo donde a cualquiera le podría apetecer vivir salvo si te toca ser parte en una historia como la que allí está sucediendo.

En este lugar viven habitualmente en paz y armonía. Sin embargo, esa paz se está viendo alterada por un padre y su hijo que viven desestructurados por problemas familiares que desembocan en conflictos con el resto de los vecinos del pueblo. Los vecinos, viven sometidos por el miedo que estas personas están generando entre todos ellos a partir de amenazas de muerte, de agresiones hacia las personas y también a los bienes públicos y privados del resto de vecinos.

Los responsables aludidos están afectados por problemas de orden psiquiátrico que no están siendo tratados adecuadamente y que los desestructuran cada vez más. Todo ello, está alcanzando tal nivel riesgo y peligrosidad que una de estas familias vecinas ha optado por tomar la decisión de abandonar su casa ante el riesgo que representa para sus vidas el convivir con personas con comportamientos peligrosos. Entre tanto, no se están ejerciendo con efectividad las necesarias acciones desde las distintas administraciones que permitan regresar a una deseada y sana convivencia.

Pongámonos en el lugar de aquellos a los que ocupan su casa y ven que desde la administración te abandonan mientras protegen al ocupante. Tener que abandonar tu domicilio porque estás amenazado de muerte y el riesgo es alto provoca la misma sensación de desamparo.

Y te has tenido que marchar sin más, viendo como los servicios sanitarios, asistenciales, trabajadores sociales, ayuntamientos, diputaciones, autonomías, cuerpos de seguridad y todo el largo etcétera y que conforma nuestro sistema, no han hecho que su trabajo mantenga el orden que nos hemos dado. Es simple, esto NO FUNCIONA.

Estos comportamientos apáticos desde las administraciones hacia el mundo rural nos retrotraen a tiempos de Valle Inclán con el sobado “Vuelva usted mañana”, llevando a la palestra el desdén de algunos funcionarios que solo piensan especialmente en la hora de salida de sus trabajos. Entre tanto, no atienden a sus responsabilidades con la profesionalidad y premura que de ellos se espera.

Hoy en día, este es el inmóvil escenario que se vive en Llama y que desde esta redacción vamos a seguir para atender su evolución con cada uno de los pasos que los afectados tendrán que dar haciendo lo posible que permita revertir la situación y volver a una normalidad que en este caso no tendría que ser “nueva” sino solo normal.

Sirva para no tener que contar cualquiera de estos días que allí ha ocurrido algún hecho que tiña de negro el lugar y sobre el que no se pueda dar marcha atrás.

Demos luz a cuestiones como estas que dejan al descubierto las debilidades de unos servicios con los que vivimos en precario. Saberlo no es suficiente. Hay que verbalizarlo para tomar decisiones y actuar. Para conseguir cambios que permitan luchar de una manera efectiva contra la desolación del mundo rural. Con casos como éste se mina, sin prisa, pero sin pausa, la galopante destrucción de este mundo que tanto envidian desde las ciudades.

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