Ceniza negra cubre la provincia mientras los incendios devoran León y Zamora

Una capa de ceniza y humo invade toda la provincia de León , durante la oleada de incendios que obliga a evacuar miles de personas y expone la falta de recursos en la lucha contra el fuego y la incompetencia de Suárez Quiñones.

Provincia13 de agosto de 2025RMLRML
ceniza caida tras una tormenta
ceniza caida tras una tormenta

Este miércoles 13 de agosto, la provincia de León se tiñe de negro tras las tormentas que han dejado alguna lluvia de ceniza generada por los incendios forestales activos en su territorio. El fenómeno ha llegado incluso a obligar el cierre de piscinas en la capital, afectadas por una mezcla de ceniza local y polvo transportado desde África. Varias vías han sido cortadas y numerosas localidades permanecen envueltas en humo denso. La población no solo percibe el ambiente cargado, también huele la madera quemada y observa cómo el paisaje queda cubierto por una capa grisácea.

La emergencia no cesa: más de 5.000 personas han sido evacuadas en la provincia de León, según el último reporte. En total, ya son casi 8.000 los habitantes desplazados de unas treinta localidades, muchas de ellas en zonas rurales como Las Médulas, Yeres, Llamas de Cabrera o Pardesivil, donde se han declarado incendios con niveles de peligrosidad desde 1 hasta 2; varios permanecen fuera de control y otros solo parcialmente contenidos.

Este amplio despliegue de emergencia ha puesto en evidencia una situación preocupante: bomberos y trabajadores forestales denuncian condiciones laborales inestables, con contratos temporales y salarios insuficientes para el riesgo que afrontan. La respuesta, aseguran, está comprometida por la falta de inversión sostenida y la precariedad estructural del sector.

En paralelo, los sectores rurales y ecológicos sufren graves consecuencias. La devastación del entorno ha impactado especialmente a la apicultura: más de cien colmenares y unas 3 000 colmenas han sido destruidas en áreas florísticas como Las Médulas, Cabrera, Omaña, Laciana o Valdería. Esto pone en peligro el sustento de decenas de familias y el equilibrio ecológico, cuya recuperación podría llevar años.

Las condiciones meteorológicas han agravado la crisis: las altas temperaturas, la sequedad prolongada, el viento y fenómenos como tormentas secas han contribuido a incendios de “sexta generación", capaces de propagarse con extrema rapidez y dificultad de contención. Además, el abandono rural y la acumulación de combustibles vegetales han creado un entorno ideal para la propagación del fuego, complicando los esfuerzos de extinción.

La magnitud del desastre afecta espacios naturales protegidos y patrimonio histórico. El paraje de Las Médulas, reconocido como Patrimonio de la Humanidad, ha quedado marcado por el fuego y la ceniza, mientras que aún se desconocen con precisión las dimensiones totales del daño ambiental y el coste económico para la recuperación.

En resumen, la actual emergencia en León revela una doble crisis: por un lado, la devastación ambiental y social causada por los incendios; por otro, la insuficiente estructura de prevención y extinción, expuesta en un contexto climático extremo que exige respuestas urgentes y sostenibles.

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