
Trasladan en helicóptero al Complejo Asistencial de León a una ciclista herida tras sufrir un atropello en la N-VI en Bembibre
La víctima tiene 30 años.
Víctor de Adrados, ha sufrido la pérdida de muchas cabezas de ganado debido a los ataques reincidentes de estos depredadores sobre los que ha observado el crecimiento de las manadas que actúan reiteradamente sobre sus animales que además, se encuentran en plena cría.
Montaña Leonesa03 de septiembre de 2024Un problema que se agrava
El ganadero ha relatado que en los últimos meses ha perdido un volumen ingente de cabezas de ganado a manos de los lobos. Y no solo es solo la pérdida económica: es el dolor de ver a los animales destrozados, el trabajo de años desvaneciéndose en un momento. Estos ataques no son aislados; otros ganaderos de la región también han reportado pérdidas similares, lo que ha generado una creciente preocupación en la comunidad.
El lobo ibérico, una especie protegida en España, ha visto incrementada su población en las últimas décadas gracias a las políticas de conservación. No obstante, este éxito en la recuperación del lobo ha tenido un impacto negativo en las economías rurales basadas en la ganadería extensiva. Los ataques se han vuelto más frecuentes, y los ganaderos sienten que sus voces no son escuchadas en el debate sobre la conservación del lobo.
Medidas insuficientes
Las administraciones locales y autonómicas han implementado algunas medidas para mitigar el conflicto, como la instalación de vallados eléctricos y la compensación económica por las pérdidas de ganado. Sin embargo, para los afectados, estas soluciones no son suficientes. Las compensaciones llegan tarde y nunca cubren el daño real. Además, los lobos son cada vez más audaces, y los vallados no siempre son efectivos.
Los ganaderos también han señalado la falta de apoyo en cuanto a la protección activa del ganado. El uso de mastines, una práctica ancestral en la región, es una defensa natural contra los lobos, pero no todos los ganaderos pueden permitirse mantener varios perros para proteger sus rebaños. Además, el esfuerzo constante por parte de los ganaderos para vigilar sus animales resulta agotador y, en muchos casos, incompatible con las tareas diarias de la explotación.
El dilema de la conservación
Este caso en Adrados pone de relieve una vez más un dilema más amplio en la gestión del medio rural: ¿Cómo equilibrar la conservación de una especie emblemática como el lobo con la supervivencia de las comunidades ganaderas que habitan estos territorios desde hace siglos?
Para muchos, la solución pasa por una gestión más equilibrada que tenga en cuenta las necesidades de los ganaderos. Se han propuesto medidas como la posibilidad de controlar la población de lobos en áreas donde los ataques sean especialmente frecuentes, aunque esta propuesta choca con la legislación actual y las opiniones de los defensores del lobo.
Los ganaderos sienten que su modo de vida está amenazado. "No queremos exterminar al lobo", aclaran, "pero necesitamos que se entienda que nosotros también formamos parte de este ecosistema. Si seguimos perdiendo ganado, muchos nos veremos obligados a abandonar nuestras tierras, y eso también sería una pérdida para todos".
Hacia una solución sostenible
El conflicto entre el lobo y los ganaderos de León es un ejemplo claro de la necesidad de encontrar soluciones que equilibren la conservación de la fauna salvaje con la protección de las actividades humanas tradicionales. Es imperativo que se promueva un diálogo abierto y constructivo entre ganaderos, conservacionistas y autoridades, para desarrollar políticas que aseguren la coexistencia en armonía.
Mientras tanto, los ganaderos seguirán luchando por proteger sus rebaños, con la esperanza de que, algún día, sus esfuerzos sean reconocidos y respaldados de manera justa.
La víctima tiene 30 años.
El mesón ocupa un inmueble que nació hace 400 años como hospital de peregrinos.
Podría tratarse de Aulerio y Daniel Rodríguez Martínez, asesinados extrajudicialmente el 3 de marzo de 1938.
Daniel González Noriega, representante de Ganadería VizCatalina, se ha empadronado en Camposolillo, convirtiéndose en el primer residente oficial del pueblo tras años de abandono. El asentamiento, afectado por el embalse del Porma, llevaba décadas sin vecinos desde el cierre de proyectos anteriores.
Se encontraba en una zona montañosa en las inmediaciones de la ermita de la Corona.
Daniel González Noriega, representante de Ganadería VizCatalina, se ha empadronado en Camposolillo, convirtiéndose en el primer residente oficial del pueblo tras años de abandono. El asentamiento, afectado por el embalse del Porma, llevaba décadas sin vecinos desde el cierre de proyectos anteriores.
Quedó atrapado debajo de la furgoneta implicada.
Se encontraba en el entorno del Instituto de Eras de Renueva.