
A veces, y son muchas, las reuniones familiares se convierten en un vía crucis, que si eres muy religioso, asumes como uno de esos tránsitos que forman parte de este ‘valle de lágrimas’ que algunos consideran que tiene que ser la vida. Actos que además profesan, repiten y difunden como una condición inexcusable para ganar un cielo, que hoy por hoy, es imposible de demostrar. Con esta actitud, nos abonamos a convertir lo de aquí, lo único tangible, en un infierno.