Julio Llamazares y la ilustradora Leticia Ruifernández presentan el martes 'La lentitud de los bueyes' en la Fundación Cerezales Antonino y Cinia

La entrada es libre hasta completar el aforo.

Montaña Leonesa03 de agosto de 2025RMLRML
LA LENTITUD DE LOS BUEYES - POEMARIO DE JULIO LLAMAZARES
LA LENTITUD DE LOS BUEYES - POEMARIO DE JULIO LLAMAZARES

El escritor leonés Julio Llamazares y la ilustradora madrileña Leticia Ruifernández presentan el martes 'La lentitud de los bueyes' en la sede de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, en el municipio leonés de Cerezales del Condado, a partir de las 20.00 horas con entrada libre hasta completar el aforo. 'La lentitud de los bueyes' es el primer poemario de Llamazares. Fue publicado originalmente en Hiperión en 1979 Nórdica Libros lo reeditó el pasado mes de marzo, en un volumen ilustrado con primor y delicadeza por la artista madrileña. 
“Siempre dicho que ahí está todo lo que escrito después y lo que me quede por escribir. En esos primeros versos está ya trazado el mapa sentimental y poético y literario de mi vida. A partir de ese libro no he hecho otra cosa que repetirme, intentando dar una vuelta de tuerca más”, reconocía Llamazares en conversación con Ical con motivo del lanzamiento.
‘La lentitud de los bueyes’ está compuesto de veinte fragmentos de un único poema, creado “no como una sucesión de poemas diferenciados entre sí, sino como una composición con vocación unitaria y casi operística”. “Los bueyes lentos que, como los del vecino de mis abuelos maternos, pasaban sobre la nieve envueltos en el vaho de sus hocicos y en la vaporosidad del sueño del niño que los miraba desde la ventana de su habitación siguen pasando por mi memoria desde que los recordé en Gijón frente al mar”, escribe en el prólogo del volumen, 47 años después de su alumbramiento. 
Removiendo lo que entre sus versos llama “las arenas movedizas del olvido”, Llamazares sentencia: “La memoria (de la nieve) y los recuerdos (esos bueyes que pasan con lentitud sobre ella echando vaho y vapor sobre un paisaje cada vez más desdibujado y borroso) son todo mi patrimonio poético y sobre el que se sustenta toda la arquitectura de mi literatura y de mi identidad”. 
“Yo soy esos bueyes que caminan con pesadez hacia la nada y que para mí son la imagen de la humanidad que se fue de este mundo con ellos y como la que se irá cuando yo no esté ya en él sin dejar sus pisadas en la nieve más que durante unos fugacísimos instantes temblorosos”, confiesa.

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