Nacionalismo Español contra Nacionalismo Periférico

Queda por recorrer esos espacios que pertenecen a las personas que a lo largo de la historia han inspirado a otros. Esos, señores, son los que asumen el riesgo de hacer algo distinto. Los que contemplan la diferencia como otro espacio en lo que podemos construir lo nuevo. Les digo a ciencia cierta que, en el fondo, todo son personas con capacidad de construir. Sin embargo, tanto a unos, como a los otros, les falta ese ingrediente del riesgo para hacer lo distinto.

No me gustan nada aquellos que a tiempo corrido se suben a los carros del logro. Ellos no han arriesgado nada para conseguirlo. Es más, hay demasiados en sus legiones que se han dedicado solo a aprovecharse de lo que otros se juegan. Y esos que se la juegan, en principio juegan siempre a perder. Solo el tiempo les otorga el éxito y el nombre sobre lo logrado. Al final y lamentablemente son las primeras víctimas de un paso adelante. Esos pasos, son los que nos convierten en sociedades que avanzan. Los nostálgicos, mal nos pese, solo suman a la resta.

Solo escucho la Magna Constitución como un elemento que nos separa. Un escrito que si estuviera vivo avanzaría para adecuarse a la realidad de cada español que nace cada día. Lo dice alguien que ya ha entrado en ese segmento de la sociedad que algunos califican como la tercera edad. Yo no pude votarla. Algo chirría en esta Constitución que solo sirve para ser muleta de aquellos que se postulan para que las cosas sigan siempre como están, o como algunos que llevan mucho en el más allá pensaron que debía ser.

La Constitución ha de morir cada día para poder renacer en un espacio que nos permita a todos ser quienes somos y sentirnos como deseemos.

Abogo a la inteligencia o a la reflexión para matar a nuestra constitución y llevarla a la realidad que los que convivimos en este país nos alcance a representar cuando menos en unos mínimos. Solo pensar en el Ave Fénix nos permitirá renacer para volver a sentirnos cómodos en un espacio que no espera a nadie. La vida evoluciona y los que no son capaces de construir con esa evolución condenan al resto a lo gris. Ahí estamos tras sentir y resentir que no nos movemos de lo sacro santo para perder otro día el tren de la realidad.