La consolidación de la población del buitre negro en la comunidad en un hecho con 661 parejas censadas

Por provincias, Ávila alberga la mayor población con 311 parejas, Segovia con 213, Salamanca con 214 y Burgos con 13 parejas. Los valores de productividad alcanzaron esta temporada un valor de 0,59 pollos por pareja, lo que supone que la cifra de pollos criados con éxito fue cercana a los 400 jóvenes.
El rápido crecimiento de la población ha sido "muy llamativa" para una especie como el buitre negro que se caracteriza por tener tasas de reproducción reducidas, limitadas por el hecho de criar un solo pollo cada año y porque comienzan a criar pasados 5 o 6 años.
En poco más de tres décadas se ha triplicado la población pasando de 231 parejas en 2000, 287 parejas en 2006, 466 en 2017, 585 en 2020, 597 en 2021 y hasta las 661 en 2022.
Este aumento también ha tenido un reflejo en la distribución al aumentar desde las 18 cuadrículas UTM 10x10 km en el año 2000 hasta las 36 en 2022. El aumento en la distribución siempre es de menor magnitud que el de la población, dada la alta fidelidad a las áreas de cría, lo que significa que las nuevas parejas se asienten cerca de las zonas de nacimiento.
Una excepción a esto último ha sido la colonización de los Arribes del Duero, una zona muy alejada de los núcleos de población existentes, donde desde hace una década se han instalado varias parejas en la orilla portuguesa del Duero.
Por otra parte, la población burgalesa es el resultado de un proyecto de reintroducción llevado a cabo en la sierra de la Demanda, en el límite con La Rioja. En esta zona burgalesa se han realizado sueltas de ejemplares desde 2017 que han permitido el asentamiento de ejemplares reproductores hasta alcanzar las 13 parejas en 2022.
La selección de los árboles para construir sus nidos suele estar relacionado con la presencia de ejemplares de gran porte. En ese sentido, las distintas especies de pino, principalmente el pino resinero y el pino silvestre, son las más utilizadas con un 83,5 por ciento de las plataformas, pero también es habitual el uso de encinas (12,5 por ciento) y de enebros y ocasionalmente, de alcornoques.
La presencia de buitre negro en un territorio se tiene en consideración para la declaración de las Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Bajo esta figura de protección, que supone la aplicación de medidas de conservación específicas, se localizan nada menos que 582 parejas, el 88 por ciento de las contabilizadas en 2022.