Los recursos bancarios de Boñar al 75%... y ¿Hasta Cuándo?

La necesidad de billetes de curso legal hace que nuestras señales de alarma se enciendan si una de estas ventanas se avería y queda fuera de servicio. Esta es la situación que hay en estos momentos en el cajero de la que es la principal empresa bancaria del país, (para más señas, la roja que ponía su logo en el Ferrari de Alonso, cuando ese era su coche). Esto que en cualquier urbe no llamaría la atención a nadie, en un pueblo de la montaña, resulta una situación anacrónica y preocupante para sus clientes que ven como lo analógico se pega a la pantalla del cajero en forma de nota a mano alzada para recordarnos lo obvio, vamos, que no funciona.
Todo este proceso nos sigue recordando subliminalmente lo insignificante que resulta para el negocio bancario la vida de las personas que habitan lejos de las ciudades y mucho menos, la vida útil o no de un cajero, que probablemente esté casi obsoleto, puesto que es incapaz de mostrar en su pantalla su falta de operatividad. Todo, incluso lo más tecnológico, se convierte en algo artesano, incluso la pregunta del usuario, que con ironía queda formulada en papel con celo en un grafiti en el papel colgado de la pantalla que dice: ¿Hasta cuándo?
Es una buena pregunta, tan sintomática como lo poco productivo que es para el banco de turno, mantener abierta una oficina en cualquier lugar del monte de cuyo nombre no pude acordarme.
Ya van 24 horas, pero no se aflijan vecinos, el que no funcione el cajero no cuenta en las pérdidas de este super banco de la capital cántabra. El crono sigue en marcha mientras suma minutos de un servicio bancario que no es servicio.