charlatanes del Selfie

Los Robin Hood de la montaña son una especie adaptativa casi autóctona que ha encontrado en las redes sociales la manera de mantener los focos de una efímera popularidad enganchados a su ego. Son el bandolero, héroe y forajido, Arquero de Sherwood, el Sansón sin Dalila. Son los Espartaco del Siglo XXI, metrosexuales machitos ciclistas y futbolistas, aspirantes eternos a la plaza que dejó vacante Félix Rodríguez de la Fuente. Son solo de lo digital, de los mensajes acotados a 15 segundos, de los impactos mediáticos que muestran sus falaces sonrisas a la cámara. Son los que no arriesgan jamás, los que no le dan un palo al agua mientras loan sus chanzas musicadas con cantos de sirena. Son los que ningún tiempo es su tiempo. Son los que prenden fuego a la mecha y corren veloces a ponerse a salvo. Son los que se erigen como generales del ejército y colocan entre ellos y el enemigo al mayor número de soldados posible. Son los que te llevan al río y siempre llevan los pies secos.

La ignorancia es una malvada compañera, discreta contigo mismo que te da alas mientras va rebozándote en la estupidez y cuando esto pasa entre más estúpidos, no se nota, no se mueve y no traspasa.

Algunos cobardes los utilizan como voceros para que encajen los zasca que se puedan escapar y de paso no les alcance a ellos.

Son lo más parecido a aquellos personajes que viajaban en la postguerra de pueblo en pueblo cargados con una maleta llena de cachivaches milagrosos que no servían para nada. Que la abrían mientras sin parar de hablar, se ganaban el título de charlatán a la espera de engatusar a su audiencia. Nunca venden la leña, solo te ofrecen el humo.

La fórmula es tan vieja como el oficio de recoger ramas. Elijes un tema que genere controversia y lo segas, lo sacas de contexto, mientras que solo contemplas aquellas cuestiones que rodean al tema sin abordarlo de verdad. Solo retórica que te pueda reportar beneficio a ti.

Obvias otras razones, gestiones, pros y contras, fórmulas de gestión, medios y alcances, coordinación de las herramientas, capacidades y legalidades, actores reales y poderes fácticos, el qué y sobre todo el cómo. La realidad de cada lugar y, sobre todo, los miedos a afrontar tanto la verdad como la responsabilidad. Esa que muchas veces es dolorosa y que exige valor para ser tomada.

El caso es lanzar la crítica por la crítica, eso que no suma y solo tiene el objetivo de hacer daño a algo o a alguien.

Hay una manera de identificar a estos legionarios heroicos. Cuando terminan su arenga, desparecen. Solo tienen voz y la usan para intoxicar. No hay acción, no se sienten responsabilizados para hacer cosas, para poner su habilidad grande o pequeña al servicio de alguna solución a aquello que han puesto en la palestra. Su objetivo es el ruido por el ruido. Tal vez vengan otros a poner soluciones o no. Lo que si es seguro que ellos no serán los que lo hagan.

Todo a su alrededor es una tramoya digital que se llena de luz, paisajes y planos brillantes que permitan contrastar la naturaleza con una falsa sonrisa llena del blanco de sus dientes. En sus fotos y videos el paisaje es el predicado mientras que el sujeto siempre es ellos mismos.